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VAHRAM CITCIOGLU

Durante la temporada pasada(2010-2011), Deportivo Armenio atravesó por una etapa muy complicada, donde estuvo muy comprometido con la tabla de promedios.
Para aquel entonces, en una charla exclusiva, el "tio" Vahram nos comentaba sus sentimientos, días antes de su fallecimiento.

 

Actualmente me encuentro con una enfermedad muy grave. Siempre me realizo controles, voy y vengo del hospital y me tengo que cuidar mucho. Pero a pesar de todo esto, no dejo de informarme sobre Deportivo Armenio y siempre sueño con todo lo vivido, recordando las épocas tan hermosas.
Pero en la actualidad la desesperación por mantener la categoría nos acecha.
En el fútbol todo pasa, hasta los partidos mas difíciles se pueden ganar. Los muchachos junto con el cuerpo técnico están haciendo un excelente trabajo. No quiero ser drástico, pero para mi ver a Armenio en la C es lo peor que me puede pasar.
Al club lo encuentro fuerte. Sé que de a poco crece, pero es necesario mantener la categoría para que todo vaya de la mano. Por eso Dios permita seguir transitando este buen camino y ver al club, que lo siento como mi hijo, reverdecer viejos laureles.
Tenemos una gran historia, y todo lo que hay se logró con mucho esfuerzo. Desde los comienzos de aquella década de los 90, en donde la necesidad de tener un hogar nos llevó a aterrizar en Maschwitz, hasta este presente, en donde nuestro estadio se encuentra con grandes mejorías.
Mi gran deseo es ver a los jóvenes integrarse en el club, que estén todos unidos, y sientan la armenidad, que fue lo que yo demostré con habilidad para juntar a todos y salir a pelear.

 

Walter Javier Oudoukian

Desde la ciudad de Tandil, el goleador Oudoukian, también nos mandó su historia para compartir con los amantes del gol.

Actualmente y desde siempre, estoy radicado en Tandil. Tengo algunos emprendimientos personales, negocios de gastronomía (una rosticeria, un restaurante y una casa de empanadas).


Aparte de esto me sigo dedicando al fútbol, y en este momento soy ayudante de campo en el club más grande de la ciudad, Santamarina, y estamos disputando el Torneo Argentino A.
A Deportivo Armenio lo sigo generalmente por medio de diarios deportivos, o también por internet. Pero cómo anda el club por dentro, no lo sé, no tengo ese conocimiento. Siempre espero que todo ande bien porque la gente de Armenio es muy noble y, desde que yo estuve jugando en el club, los dirigentes siempre hicieron mucho esfuerzo.
Recuerdo cuando llegué al club. Fue en el año 86, había hecho muchos goles en el torneo regional y así fue como Armenio se interesó en mí. Realmente jugar en el Deportivo tuvo un sabor especial para mí, mis abuelos y mi viejo lo vivieron con mucho orgullo.
Uno de los mejores momentos fue el 1 a 0 contra Boca en su cancha, fue algo soñado, realmente increíble.
Recuerdo también a todos mis compañeros de aquel momento, pero tengo un cariño más profundo con “Tito” Parsechian, Noray Nakis y, por supuesto, con Varham Citcioglu.
Además, una de las cosas que mas me marcó es que quedé como el jugador de Armenio que más goles hizo en Primera, y es hermoso cuando alguien mira la historia del club y aparece mi nombre, o cuando se vuelven a acordar de mí como en este caso.
Está claro que desde que el club se fue a Maschwitz, le costó mucho levantar, pero era algo necesario tener estadio propio.
Está lejana la posibilidad de volver a Primera, hay clubes muy grandes que están en el Toneo Nacional y les cuesta mucho volver. Habría que priorizar tener mejor infraestructura, organización y también buenas inferiores. A partir de ahi está permitido soñar, con paciencia.
Le quiero mandar un gran abrazo a esa gente que lo sigue al club, y decirles que sigan apoyando, porque este no es un club como cualquier otro, sino que además representa a toda una colectividad.
Por otro lado, me encantaría y sueño con volver algun día a Deportivo Armenio, es un pedazo de mi vida… Quién sabe…

 

Miguel Martin Gardarian

El uruguayo, un verdadero símbolo del club. El mejor capitán de todos los tiempos, y a la vez el jugador con màs partidos jugados con la camiseta de Armenio. Logró ascensos y también sufrió descensos, hasta se calzó el buzo de DT, una de nuestras màximas glorias nos deleita con sus anécdotas.

 

Es un placer que me llamen para hacer esta nota, y a continuación les voy a contar, con mucho gusto, sobre mi vida actual y mi pasado por el club.
En estos momentos estoy fuera del fútbol, tengo un negocio de gastronomía por la Av.Córdoba, en Capital, que es de lo que vivo. Me gustaría volver a la actividad, pero así como pasan las generaciones de jugadores, también pasan las de entrenadores. Aparte hay que estar en esas cosas, son difíciles, cuesta volver al ruedo después de mucho tiempo, también me complicaría con mi negocio, pero, la verdad, nunca hay que decir nunca.
A Armenio siempre lo sigo, ya sea por televisión, diarios o internet. También cuando puedo voy a la cancha. Justamente hace poquito fui, al partido contra Morón, en donde se realizó la misa por Vahram. Que, a propósito, fue una pérdida muy grande, fue un señor con todas las letras y al que le estoy eternamente agradecido.
Al club lo veo en pleno crecimiento. Está cambiando mucho en poco tiempo, se mejoraron las instalaciones, cosa que cuesta mucho, y todo con el esfuerzo de pocos. Esto es algo que hay que destacar: hoy en día, hacer cualquier tipo de obra cuesta cinco veces más de lo que costaba antes. Y con respecto al tema del esfuerzo, todo sería más simple si la colectividad se pusiera a trabajar un poco más en el club.
Hay bastante gente que lo sigue a Armenio, tengo gente conocida que siempre me comenta que cada tanto van, otros que lo siguen por distintos medios. Pero lo que se necesita es que más gente vaya a dar una mano, que los pibes se pongan a trabajar haciendo cosas. En el club hay lugar para todos, sólo hay que animarse, y yo creo que con más gente que ponga manos a la obra, Armenio puede ser un club de primer nivel.
Las cosas cambian, claro. Una de las diferencias del Armenio de antes y el de hoy, es que había más valientes que se ponían a trabajar, ya sea en prensa, formando subcomisiones, de todo. Como dije antes, Armenio sigue adelante con el esfuerzo de pocos.
Viví muchas cosas en el club. Yo jugaba en Racing de Montevideo, y habíamos venido a hacer una pretemporada en Mar del Plata. Ahí fue donde el tesorero de aquella época me vio, y al tiempo me fueron a buscar a Uruguay y me hicieron la propuesta para venir a Armenio.
Recuerdo que cuando le dije a mi padre sobre esta oportunidad, él me dijo: “Te voy a decir sólo dos cosas, la primera, portate bien, y la segunda, que si no te viene a buscar ningún club grande, quedate toda la vida en Armenio.
La época más gloriosa que pasé, fue cuando ascendimos del Nacional a Primera A, con esos 34 partidos invictos. Todo eso se logró partido tras partido. Ya en la primera temporada en Primera, adoptando esa mentalidad, nos fue bastante bien y nos dimos cuenta de que nadie era más que nosotros. A tal punto que la gente hasta nos pedía ganar el campeonato.
Me llevé muchos recuerdos y amigos. Si se lo proponen, todo puede ser posible, hay que buscar, hay que hacer y hay que trabajar para Deportivo Armenio.

 

Apraham Yeladian

Otro uruguayo màs que pasó por la historia del club, áspero a la hora de defender los colores. Dicen que pasar por al lado del "bigoton" ya producía dolores en los tobillos.

Estoy realmente contento de poder informarme a través de la web sobre algo muy importante para mí como Deportivo Armenio. Les comento que estoy casado, soy padre de tres hijos varones, dos de los cuales son futbolistas profesionales y el del medio está siguiendo ingenieria naval. Conformamos una familia muy unida y, si se quiere, muy tradicional, como mis bigotes.
Yo en la actualidad estoy trabajando en Danubio F.C., en la tercera división, como entrenador, y además estoy haciendo seguimientos con juveniles de la institución antedicha con determinada proyeccion profesional. Realmente me encuentro muy cómodo y contento ya que me han recibido muy bien y es un club del cual participé como futbolista durante tres años de mi carrera profesional.
Mi llegada a Armenio se dio en un momento muy bueno de mi vida deportiva, incluso ya habiendo jugado 15 partidos en la selección nacional mayor, tras haber obtenido la medalla de oro en los novenos juegos panamericanos disputados en Venezuela y habiendo jugado ya tres copas libertadores con tres equipos diferentes, entre otros hitos.
La vinculación se realizó por intermedio del Sr Vahram (un grande, un caballero, una gran parte del Deportivo Armenio), que viajó a Montevideo y solucionamos el tema contractual. Pero no quiero olvidar a Noray Nakis que también estaba en la negociación y, por supuesto, un grande, un amigo de verdad, alguien que yo no conocía pero que desde el primer momento que me vio me abrió las puertas de su casa y su corazón inmenso. Me recibió a mi y a mi señora, que estaba con un embarazo de seis meses, y a mi hijo mayor como si nos conociera de toda la vida (inolvidable momento grabado a fuego en nuestros corazones). A pesar de que tenía un par de posibilidades de otros equipos de los chicos de Buenos Aires, llegué a Armenio sin duda porque muchas cosas me marcaban esa identidad con los colores, con recuerdos de mi abuelo, con la nostalgia que me daba que él no pudiera verme con esa casaca, pero con la inmensa alegría que me daba el defender esos colores y por la sabiduría y la capacidad de dirigente de un fenómeno como Vahram. Para mí, jugar en Armenio era como estar en la selección armenia, no era lo más alto en la gloria deportiva, pero sí en lo sentimanetal. La contracara de todo esto fue el dejar el club, yo reconocía que deportivamente no había estado a la altura de mis posibilidades, estaba con el tema del nacimiento de mi hijo más algunos problemas futbolísticos. Todo eso quedó en el olvido, pero me vine amargado ya que no pude devolverle al club y a la gente que me apoyó todo lo que ellos me brindaron. Fue lo único triste que tuve que vivir en Armenio.
Recordar esa etapa de mi vida más que de mi carrera es algo muy hermoso e inolvidable. Los momentos vividos a pleno, con gente insustituible, incomparable, no encuentro un adjetivo que se adecue al momento y a la situación. Y si a eso le sumamos todo lo que representa una colectividad, una bandera, los principios que nos dejaron nuestros ancestros mayores, la sangre armenia… No sé como seguir, espero poder aportar al sitio web con estas humildes palabras, repletas de sentimientos y un poco ya con el viejazo, je, muy emocionado.   Me gustaría como cierre volver a resaltar las figuras de Gardarian y la de Varham, dos personas que marcaron mi vida. Desde aquí les mando un abrazo… ¡y arriba Armenio, carajo!

 

 

 

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